En todas las familias llega algún momento en el que los niños desobedecen, ante lo que es bueno que se reaccione directamente. No hable demasiado con el niño. Un simple «¡No quiero que lo hagas!, ¿lo entiendes?» es más útil. Establezca contacto visual y recuerde al niño los acuerdos fijados y las reglas establecidas. Dígale cuáles son las consecuencias cuando no se respetan las reglas: tal vez, que los niños no puedan ver la televisión durante un par de días o que los adolescentes no puedan salir con sus amigos el sábado siguiente.
Por supuesto, los niños se enfadarán ante tales consecuencias. No permita que esto ejerza ninguna presión sobre usted. Recuerde que unas reglas claras proporcionan apoyo y orientación. Su hija o hijo estarán siempre sujetos a reglas en cualquier otro lugar ya sea este la escuela, el tráfico, el mundo laboral o el tiempo libre.